miércoles, 5 de marzo de 2008

La Gran Despedida

Javier Hernández y José Goncalves. Dos grandes amigos...

Javier y José se conocieron hace 12 años. Javier vivía en Maracay, pero iba a Caracas cada vacación escolar a pasarlas con su papa y su abuela. José siempre ha vivido en Caracas con sus padres, posteriormente solo con su padre. Un 27 de agosto de 1996, el padre de Javier lleva a este al cumpleaños de José, el papá de Javier y el de José son amigos de la infancia.

Javier y José se conocieron en esa fiesta, en la que José estaba celebrando sus 5 años. Al conocerse instantáneamente se hicieron buenos amigos, fue algo inexplicable. Desde ese día, dijeron que nunca se iban a separar, serían grandes amigos por siempre...

Siempre estaba el hecho de que Javier vivía en Maracay y José en Caracas, pero esto definitivamente no fue un obstáculo para que estos construyeran una amistad sólida. Javier y José aprovechaban las vacaciones escolares al máximo para pasar tiempo juntos, divertirse con el resto de sus amigos del edificio donde residían y consolidar su amistad. Durante muchos años, esta fue la agenda de estos dos muchachos.


A mediados del año 2007, ambos se graduaron de bachiller. Un gran logro por supuesto, además de ser el comienzo de una nueva etapa de sus vidas. Javier, muy emocionado, le dice a José que se mudará para Caracas a asistir a una universidad en esa ciudad, donde estudiará la carrera que el deseaba. José emocionado por la noticia, se lo hace saber a Javier. Pero había un detalle que él olvidaba y debía decirselo a Javier: el también decidió el camino de su vida, y ese camino era estudiar en una universidad en otra ciudad... en Puerto La Cruz... pero empezaría en Marzo.


Javier se sintió un poco mal por esta noticia. Las ironías de la vida: Javier viene por fin a Caracas a hacer su vida y José, su único amigo verdadero en esa ciudad, se va a hacer la suya en otra ciudad. Aunque en parte, todos esos meses de ocio que tendría José, los iba a aporvechar al máximo con sus amigos, su familia y por supuesto con Javier. Y así fue. Sin duda fue la época en la que más compartieron tiempo de calidad juntos. Miles de anécdotas se pueden contar sobre este período.


Pasaban los meses, y Javier había olvidado que en algún momento su gran amigo se tendría que marchar a otra ciudad. Los últimos meses había logrado llegar a un nivel de amistad que muy pocas personas pueden llegar. Jamás hubo conflictos, peleas... Compartieron los mejores momentos de sus vidas hasta ahora.

De repente, mientras Javier estaba en la universidad un lunes 3 de marzo de 2008, recibe una funesta llamada que ensombreció su primer día de clases en el 2do semestre:


-Hermano?, mañana me voy para Puerto la Cruz...

El resto de la llamada fue como si simplmente no se oyera; Javier no sabía como reaccionar, solo recordó de la llamada las palabras "mañana me voy..."

9:00am del dia siguiente. Javier y José se encontraban en el estacionamiento del edificio donde residen. No sabían como empezar la despedida, era algo para lo que ninguno de los dos estaba preparado, mucho menos después de todo lo que compartieron juntos los últimos meses. Por cuestiones de orgullo, quizás de temor, vergüenza, la presencia de los padres de José o lo que fuere, las lagrimas que tanto deseaban salir en los ojos de ambos se contenían en sus adentros. Mientras la madre de José comenzaba a encender el auto, Javier y José no hacían más que mirarse mientras hablaban como si nada, recordando una que otra anécdota reciente, intercambiando risas y caracajadas. De pronto, la madre de José le dice que se monte en el carro, al mismo tiempo que despide cariñosamente a Javier. José miró a Javier, lo despidió y le dió un fuerte abrazo. Javier hacía un esfuerzo sobrehumano por contener sus lágrimas. José abrió la reja del estacionamiento y estaba llegando al auto, cuando repentinamente se devuelve hacia la reja, mira a Javier.

-Hermanoooo!! 'Tas ready? Yo 'toy ready!!

Javier llevo se cubrió la boca con sus manos, ahogando un suspiro de asombro mientras sus ojos se anegaron de lágrimas. Desde pequeños, esta era su pequeña rutina antes de comenzar a jugar, antes
de salir a pasear o al hablar por teléfono. Javier explotó en llanto, esa frase fue el detonante que destrozó esa barrera tan fina y débil que no lo dejaba llorar. Corrió hacia José y lo abrazó fuertemente, José lo recibió y ambos dejaron caer sus lágrimas en los hombros del otro. Después del largo abrazo emotivo, Javier recupera un poco su compostura, lo suelta un poco y mientras se secaba las lágrimas con sus manos, haciendo el esfuerzo de una sonrisa y de una mirada desafiante le responde.

-Yo 'toy ready! 'tonces?

Al unísono ambos gritan

-'Tamos ready!!!!

José se voltea, entra al estacionamiento, se monta en el auto y se marcha. Javier ve el auto marcharse mientras las lágri
mas que estuvieron contenidas por tanto tiempo seguían inundando su rostro. Regresa lentamente a su apartamento y termina de llorar acostado en el sofá, solo.

Al menos Javier conserva la esperanza de que a pesar de que son ciudades un poco lejanas, el destino se encargará de volverlos a unir, como ya lo hizo una vez... y está seguro de que José pìensa lo mismo, y que nada, absolutamente nada, destruirá lo que construyeron en 12 años: su gran amistad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Its Super mega Hot